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Poesía > La balada de Branko Petrovski

La balada de Branko Petrovski La balada de Branko Petrovski y otros poemas Carmen Borja Insòlit. «La Plaquetona», 1 Barcelona, 2007 44 páginas Edición bilingüe Versión en catalán: Carolina Rei ISBN: 978-84-96747-14-2
Prólogo de Antonio Gamoneda: Hablo con Carmen Borja Con los anillos blancos de la muerte has creado en torno a ti un cinturón de soledad, pero los muertos te ayudan a vivir y sus miradas se reúnen en tus ojos. Adviertes el latido del mar, la lentitud viviente de los olmos amados: te incorporas en tu lecho de me­lancolía, piensas en la luz. Vuelve a ti el olvido con su carga de ausencia y tiem­blas en la contemplación de los límites, pero la inexistencia está colmada de luz y la luz entra en ti y se posa en tu corazón. El pasado se llena de rostros invisibles; un temblor de hojas, un presagio de música se abren suavemente delante­ de tu rostro. Desprendida de ti misma, avanzas entre lienzos inmóviles hacia una claridad desconocida y adviertes alas que acarician incesantemente tus párpados. Aún tienes miedo de ti misma; temes la presencia y la desaparición, pero las pérdidas se clausuran en tus ojos, entran en tus últimas celdas. Herida de nostalgia, pesan en ti las causas ocultas, pero la luz está en ti y tú estás en la luz. Selección de poemas: LA BALADA DE BRANKO PETROVSKI Hace años recorrí en tren lo que ahora es un país destruído. Vi y escuché cosas imprevistas que me pusieron un nudo en la garganta, y pensé entonces escribir "La balada de Branko Petrovski". Cómo imaginar que ocurriría lo que todos sabemos. Esta no es la balada que quería, ni siquiera quizá sea una balada. Nunca me han disparado, no han bombardeado mi casa, no he visto a mi familia mutilada. Sé de la guerra por mis padres. Del frío. Del miedo. Del hambre. De la tristeza que anega los ojos de los niños. Las palabras son fuego de sarmiento cuando el ser amado ha muerto entre tus brazos. Eso sí lo conozco. Conozco ese dolor. Un dolor puro y acerado. Que él sea mi único salvoconducto. Branko Petrovski cruzó el pantano del odio, atravesó el bosque de la desesperación y tiró su negrura al mar. Sólo entonces pudo ver que a su corazón acababa de llegar la primavera. Absorbes la vida por los ojos toda entera. ¿Cómo no devolver el mundo hecho palabra? Absorbes la luz, como si nunca más fueras a ver el perfil del árbol, el pájaro que retorna del frío, el mar color cobre en la tarde que acaba. Entonces la belleza, el trazo de la nube que dibuja el sentido, el olor de la lluvia, el rumor del brezo, la bendición del sol en invierno. Expulsas la luz, como si el silencio del náufrago fuera tuyo desde siempre, y la ausencia de raíz, y la nostalgia del futuro y lo olvidado. Entonces el exilio, la soledad del último faro, la incerteza inevitable del límite, el peso del abismo y la intemperie. Hasta que, al fin, eres luz, pasas de puntillas, llenas de aire tus pulmones y dejas ir, deslizas tu mirada como el aire entre las hojas y todo vuelve a ser perfecto. Traducción al catalán: LA BALADA DE BRANKO PETROVSKI Fa temps vaig recórrer en tren el que ara és un país destruït. Vaig veure i vaig escoltar coses imprevistes que em van fer un nus a la gola, i vaig pensar aleshores escriure «La balada de Branko Petrovski». Com imaginar que passaria el que tots sabem. Aquesta no és la balada que volia, ni tan sols potser és una balada. Mai no m'han disparat, no han bombardejat la meva casa, no he vist la família mutilada. Sé de la guerra pels meus pares. Del fred. De la por. De la fam. De la tristor que ennuega els ulls dels infants. Les paraules són foc de sarment quan l'ésser estimat ha mort entre els teus braços. Això sí que ho conec. Conec aquest dolor. Un dolor pur i acerat. Que ell sigui el meu únic salconduit. Branko Petrovski va creuar el pantà de l'odi, travessà el bosc de la desesperació i va llençar la seva negror al mar. Només aleshores va poder veure que al seu cor acabava d'arribar la primavera. Absorbeixes la vida pels ulls tota sencera. Com no tornar el món fet paraula? Absorbeixes la llum, com si mai més no haguessis de veure el perfil de l'arbre, l'ocell que retorna del fred, el mar color coure a la tarda que acaba. Llavors la bellesa, el traç del núvol que dibuixa el sentit, l'olor de la pluja, la remor del bruc, la benedicció del sol a l'hivern. Expulses la llum, com si el silenci del nàufrag fos teu per sempre i l'absència d'arrel i la nostàlgia del futur i del que és oblidat. Llavors l'exili, la soledat del darrer far, la incertesa inevitable del límit, el pes de l'abisme i la intempèrie. Fins que, a la fi, ets llum, passes de puntetes, emplenes d'aire els teus pulmons i deixes anar, llisques la teva mirada com l'aire entre les fulles i tot torna a ser perfecte.